Las mujeres hablan mucho de sí mismas porque es lo que tienen “más a mano”.
Que las mujeres tienen fama de ser charlatanas, chismosas, murmuradoras, etc. es un hecho; que se merezcan esa fama es un asunto distinto.
Es una realidad notoria que a las mujeres les encanta hablar, charlar “de lo que sea” y en ese “de lo que sea” caben los chismorreos, las murmuraciones, las maledicencias y todo lo que tiene que ver con lo ajeno; cuando lo “ajeno” falla o carece de interés, hablan de sí mismas, de sus cosas… es un recurso “recurrente”.
No se puede afirmar que esto sea bueno ni malo sino todo lo contrario. Se dice que no hay nada tan impactante como el “silencio absoluto” … pero un silencio de mujer… además de “sonar” extraño suele ser preludio de gran tormenta.